En España ya hay 500 estaciones de servicio que ofrecen este combustible, que se combina a la perfección con un motor normal de gasolina
Es la mejor alternativa a la gasolina y al diésel y, sin embargo, es una de las más desconocidas. El Gas Licuado del Petróleo (GLP) permite ahorrar hasta un 40% en combustible, con la ventaja de que el vehículo cuenta con un segundo depósito de gasolina que puede funcionar cuando este se agota sin que el conductor tenga que hacer nada.
En Europa, más de 15 millones de vehículos circulan con este combustible, que cuenta con un importante volumen de ventas en países como Italia, donde circulan más de dos millones de vehículos propulsados por GLP. En España, sin embargo, su uso es mucho más reducido, a pesar de que una cantidad importante de estaciones de servicio, cerca de 500, ya lo ofrecen en sus surtidores.
«Es una tecnología sencilla y básica», explican Daniel Godoy y Javier Abajo, responsables de Mecánica y de Formación de Fiat, una de las pocas marcas que tienen toda su gama adaptada a este combustible.
Durante ese período, el comportamiento del vehículo ha sido idéntico al de un coche de gasolina. Al encenderlo, el coche se alimenta de gasolina durante 40 segundos, hasta que pasa a la temperatura óptima para que el GLP entre en funcionamiento. A partir de ahí, el vehículo continuará automáticamente en GLP, salvo que queramos volver a utilizar gasolina, para lo cual únicamente habrá que accionar un botón. Además, si el vehículo se queda sin gas, comenzará a funcionar con gasolina, sin que el conductor tenga que hacer nada.
A la hora de repostar, conviene buscar con antelación un surtidor de GLP, si bien en algunas provincias como Madrid o Barcelona ya existen cerca de 100, lo que hace que encontrar uno no sea excesivamente problemático. Además, compañías como Repsol se han comprometido a aumentar sensiblemente su número durante los próximos años. Respecto al procedimiento de repostaje, éste es ligeramente diferente al de un vehículo de gasolina. El boquerel es más ancho, y se inserta en una boquilla que el vehículo tiene junto al orificio para repostar gasolina. Además, hay que mantener pulsado en todo momento un botón en el surtidor, debidamente indicado a tal fin.
En el vehículo, el GLP se almacena en el hueco donde iría la rueda de repuesto, en un depósito de 35 litros de capacidad, por lo que no resta capacidad de maletero. Además, el diseño del depósito facilita que cualquier fuga sea hacia el exterior del habitáculo. «Es incluso más seguro que un depósito normal de gasolina».
Tampoco es necesario un mantenimiento extra, más allá de un timbrado del depósito de gas cada 10 años. «Al tener el GLP menos partículas de carbono, ensucia mucho menos el aceite, las válvulas, etc», explican Godoy y Abajo. «Por el mismo motivo es un 40% menos ocontaminante, por lo que puede circular sin restricciones en episodios de circulación».
Ahora bien, el principal inconveniente de estos vehículos es su precio, algo por encima de un diésel, si bien hay modelos, como el Dacia Sandero Ambiance TCE 90 o el Ford Fiesta, que arrancan desde el entorno de los 10.000 euros.
Notica de ABC